9 ene 2015

¿Cuánto y cómo se trabaja en España?


Un antiguo refrán popular afirma: “unos crían la fama y otros cardan la lana”. De hecho, la imagen que proyecta España está muy vinculada a la “siesta” y la “fiesta”, lo cual puede deberse a la cantidad de días festivos, más que el resto de los países europeos (aunque este año tendremos una festividad laboral menos que el año pasado: véase el Calendario Laboral 2015). 

Sin embargo, un informe realizado recientemente por el Instituto de Estudios Económicos puede darle una vuelta de tuerca a esta percepción ya que ha desvelado que España es uno de los países europeos donde más se trabaja.


Foto: www.flickr.com

Una mirada a las cifras

En España se trabajan 1.686 horas anuales, una cantidad que queda relativamente por debajo de la cifra media de los 34 países que componen la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (1.765 horas) pero que supera con creces la cantidad de horas que se trabaja en países como Alemania y Francia (1.397 y 1.500 respectivamente).

Lo curioso de este estudio es que ha encontrado que en algunos de los países más productivos y ricos de Europa trabajan mucho menos que España. En Austria, por ejemplo, se trabaja la media de 1.381 horas y en países como Luxemburgo, Suecia, Finlandia y el Reino Unido trabajan una media de 1.600 horas al año.

En el extremo opuesto encontramos países como Grecia, donde se trabaja nada más y nada menos que 2.034 horas, Polonia con 1.929 horas, Estonia con 1.889 y Hungría con 1.888. ¿Cómo es posible?

Presentismo laboral: El verdugo de la productividad

Estas cifras nos hacen reflexionar sobre la relación que existe entre la productividad y el presentismo laboral. Es decir, el hecho de que estemos presentes en el trabajo no significa que seamos eficaces y productivos. Por tanto, si fuésemos más productivos, podríamos trabajar mucho menos y disfrutar más del tiempo de ocio.

De hecho, a raíz de la crisis económica el presentismo laboral se ha afianzado en España. En algunos casos se trata de personas que acuden al trabajo incluso sintiéndose mal o sin haber disfrutado de los días de descanso suficientes, razón por la cual, su productividad se ve mermada y la calidad del trabajo disminuye.

El problema radica en que trabajar bajo estas condiciones puede hacer que los clientes reciban un mal servicio que termine dañando la imagen de la empresa o, en el peor de los casos, si el trabajador no presta la suficiente atención a la actividad que está desarrollando, puede provocar un accidente. Al respecto, un estudio publicado en la Harvard Business Review desveló que los daños causados a las empresas por el presentismo laboral cuestan más que los que puede provocar el absentismo.

La otra cara del presentismo laboral en tiempos de crisis es la facturación de más horas no productivas. De hecho, las encuestas desvelan que un 45,8% de los empleados reconocen que se quedan más horas después de la jornada laboral por temor a perder el empleo, pero ello no significa que sean más productivos. Tanto es así que un 60% de las personas indica que su productividad no ha aumentado después de la crisis.

¿Cuál es la solución?

El presentismo laboral es el fruto de una concepción de trabajo obsoleta. En los tiempos que corren se impone la flexibilización laboral con horarios más adecuados que tengan en cuenta las necesidades del trabajador. El teletrabajo y, por supuesto, el trabajo por proyectos u objetivos, son otras buenas soluciones que, tarde o temprano, deberán adoptar muchas empresas.

Artículo elaborado en colaboración con Busco un Trabajo


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