A continuación os presentamos una carta al director publicada en el Diario de León por Daniel Rodríguez, técnico en empleo que será despedido el próximo día 30 de Junio del ECyL, Servicio Público de Empleo de Castilla y León. Los trabajadores de este organismo nos vemos reflejados en lo que dice, en el sentimiento de haber sido estafados, traicionados y utilizados por los políticos que presiden la Junta de Castilla y León, que debería de ser la representación de todos los castellanoleoneses y no solo la de los poderosos y los afines a los intereses particulares.
"Hasta hace una semana he estado
atendiendo a parados en una oficina de empleo de una zona minera de la
provincia de León. Durante casi nueve años he intentado ayudar a los
desempleados, dándoles consejos de dónde acudir a buscar trabajo,
gestionando las pocas ofertas que han entrado en la oficina, saliendo a
visitar a las empresas para animarles a que intermediaran con el
Servicio Público de Empleo Autonómico —Ecyl— un servicio público
gratuito y de calidad… Pero sobre todo lo que más he hecho es escuchar.
Siempre he tenido claro que quien entraba por la puerta de oficina de
empleo traía un problema, y gordo. Personas con hijos, hipotecas y
multitud de gastos que de pronto se veían en la miseria del paro. He
informado y ayudado a tramitar las prestaciones contributivas a quienes
tenían derecho a ellas; les he informado de los distintos subsidios
posibles para los colectivos que no alcanzaban el nivel contributivo y
he orientado a otros muchos para que soliciten ayudas como el PIE, el
Prodi o el Prepara como últimas posibilidades. Pero he escuchado
verdaderos dramas de personas paradas que no cobraban nada y que
requerían simplemente de atención. Cuando entré a trabajar en el Ecyl,
cuando la Junta me contrató por obra o servicio en noviembre del 2003,
realicé varios cursos de formación para aprender a atender al público.
Así supe lo que era la asertividad, el ponerse del otro lado, del que
llega con el problema. Creo que en estos casi nueve años he logrado
contactar con la gente, a muchos les he convencido de que una buena
opción durante la etapa de parado era formarse, reciclarse, realizar
cursos para aprender o perfeccionarse. A otros cuantos simplemente les
he infundido la esperanza de no desfallecer, de dedicar 8 horas de
‘trabajo’ cada día a buscar trabajo, visitando empresas o perdiendo el
miedo a Internet y entrando en los portales de empleo. No recuerdo a
nadie que se fuera dando un portazo de la oficina a pesar de que cuando
entraron les temblaran las manos de miedo.
Pero hace una semana me
llamaron de la Gerencia del Ecyl en León para darme la carta de
despido,